domingo, 28 de agosto de 2016

Sofá rojo de tres plazas

Absorto en su teléfono, sentado en una esquina del sofá rojo de tres plazas,
sus ojos subían y bajaban de vez en cuando
y un dedo le ayudaba a pasar página,
ella reposaba la cabeza en la otra esquina, estiró las piernas hasta encontrar un hueco para los pies debajo de sus muslos, (estoy aquí), tengo frío, ¿te importa?,
no solía haber respuesta, pero tampoco parecía una molestia,
la tele de fondo, vomitaba destellos que ella miraba sin interés,
estaba esperando un movimiento inusual en él, ¿vamos a la cama? (me quiero acurrucar)…

Él no la escuchaba, sólo sentía el frío de sus pies.

En un órdago de valentía, ella le dijo a su perfil:

-Te quiero, pero no te necesito,

él, en su silencio y sin responder, le dijo:

-Te necesito, pero no te quiero.


La culpa era del sofá rojo de tres plazas y pagado a plazos, que siempre... fué incómodo.



Blo (Santiago de Compostela 2016)



4 comentarios: