sábado, 27 de agosto de 2016

Habibi, no te vayas, quédate, tarareaba...

Habibi no te vayas, quédate, tarareaba…


Sus ojos como el ámbar, penetraban disolviendo en un instante cualquier intento de escapar ,

buscaban incesantes la respuesta a tanta crueldad,

su piel canela como arena del desierto, suave, tersa y fina

exhalaba sin tregua su ansiedad,

con sus dedos largos, delicados, generosos,

lograba ignorar el recuerdo de algún día, cuando estuvieron abocados a la infelicidad,


Habibi no te vayas, quédate, tarareaba…


Sus labios susurraban una tierna melodía surcando la cama, con complicidad,

amaba con cada poro, sin descanso, como si la media luna nunca se fuese a llenar,

abrazaba con sus labios, besaba con sus pies, jugaba su infancia robada por una bala en la oscuridad,

con sus piernas abarcaba el universo, lo envolvía y hacía estallar un segundo Big Bang,

aroma a plátanos, aguacate, nueces y miel, provocaban la llegada del amanecer.

Y yo, yo siempre que podía, escapaba a su habitación alquilada, 
a mi oasis del barrio de Prosperidad...


Habibi no te vayas, quédate, tarareaba…



BLo (Madrid 1999)



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